1. INTRODUCCIÓN.
Surge esta entrada de la lectura de
"Camino de imperfección", de mi querido poeta J
esús Lizano, de quien ya comenté en este blog su poema
"Místico por dentro y libertario por fuera" (pulsar aquí para ver la entrada). También esta entrada viene a cuento de la anterior, dedicada a
"Las grandes distopias del siglo XX (Aldous Huxley, George Orwell y Ray Bradbury): Alexander Kojéve y el final de la historia" (pulsar aquí para ver la entrada), pues considero que esta obra de nuestro poeta pone luz a las sombras que se comentaban en dicha entrada, así como también al s
uperhombre de Nietzsche. A todos estos enfoques que tienen como protagonista
el poder, y al mundo que Lizano llamó
"El mundo real político", se opone su concepción de que todo hombre puede vivir más allá del poder dejándose atravesar por
la aventura poética y viviendo así "El mundo real poético".
Camino de imperfección es un libro donde Jesús Lizano nos expone su pensamiento acerca de la aventura poética y el misticismo libertario como respuesta al camino de la perfección que pretende, como él dice, el dualismo que se ha establecido entre dos opuestos para él fundamentales: lo unitario y lo diverso. Lo Unitario como el mundo real político que pretende con su mundo de leyes y órdenes, de jueces y policias, de gobernantes, pero sobre todo de una organización basada en el poder, ser el camino perfecto. Un camino perfecto estructurado sobre una división esencial, la de dominantes y dominados, la de vencedores y vencidos, el "Mundo real político". Un camino perfecto que no es más que una locura. Frente a ese mundo recto del dualismo el opone el mundo de lo diverso, el mundo curvo de las polaridades, frente a la ley y la regla, la adecuación; frente a toda imposición la dignidad del ser humano; frente a toda la desconfianza, la fe en el ser humano. Un mundo fundamentado en la libertad, la creatividad y el amor, un mundo de personas curvas, no de personas rectas:
No me gustan las cosas rectas
ni la línea recta:
se pierden
todas las lineas rectas;
no me gusta la muerte porque es recta,
es la cosa más recta, lo escondido
detrás de todas las cosas rectas;
ni los maestros rectos
ni las maestras rectas:
a mí me gustan los maestros curvos,
las maestras curvas.
No los dioses rectos:
¡libérennos los dioses curvos de los dioses rectos!
El baño es curvo,
la verdad es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
yo no resisto las verdades rectas.
Vivir es curvo,
la poesía es curva,
el corazón es curvo.
II. EL MUNDO REAL POLÍTICO.
De Kojève a Nietzsche, del autómata al superhombre, nos encontramos ante dos extremos caracterizados por el hombre carente de empatía, compasión y amor. Ambos presentan dos tipos de sociedades de hombres sin espíritu, cualquiera que sea las categorías de hombres propios de cada modelo: tiranos, sabios y autómatas en Kojève; eliminados, esclavos y superhombres en Nietzsche. Ambos modelos sociales llevan a la muerte de lo esencial en el hombre, la muerte del espíritu: dominación, destrucción, todas las formas de discriminación, incultura, hípercontrol, distracciones banales, mentira y manipulación, superficialidad, aristocracia y elitismo, etcétera. Son sociedades que llevan al extremo la ley y el orden no al servicio de las personas, sino básicamente del poder. Como dice Jesús Lizano: los hombres ordenados, bien clasificados y obedientes. Dominantes y dominados. Vencedores y vencidos.
¡Eso es el orden!
Todo
sumido en un orden,
todo pendiente de las órdenes,
de los mecanismos, de los uniformes,
de las fronteras, de los principios,
de los códigos, de los fines.
¡Eso es el orden!
Símbolos, mensajes,
leyes, ordenamientos,
conceptos,
plaga de conceptos,
desde que nacemos
hasta que morimos,
todos
esclavos de los conceptos.
¿Pero nacemos?¿morimos?
¿Es posible tal cosa
en medio de tanto Orden?
No debemos perder de vista que la ley siempre ha surgido del poder con el objetivo esencial de servir al poder, y aunque hoy en día, en eso que se llama el Estado de derecho las cosas parecen distintas, las leyes , y todo lo que se deriva de ellas, todavía sirven al poder, y cuando hace falta ese mismo Estado las tuerce y retuerce todo lo que sea necesario en su beneficio. Quizá por eso, las predicciones de Kojève, de Nietzsche, o de las distopias de Huxley, Orwell o Bradbury ven un futuro, como diría nuestro poeta, de "dominantes y dominados", de "vencedores y vencidos". Y un dominio que se ejerce no sólo sobre los propios seres humanos, sino también sobre la Tierra, la casa que nos acoge.
II. EL MUNDO REAL POÉTICO.
Jesús Lizano es una de esas almas preciosas que se levanta por oposición a todo este mundo de "dominantes y dominados", de "vencedores y vencidos", que hasta ahora nos ha fundamentado, y que él llama "el mundo real político", A este le opone un mundo que se levanta sobre el amor, la libertad y la creatividad, junto a un irrevocable compromiso con la vida, la tierra y los seres humanos. Sus versos son instantes de cordura en medio de tanta locura. Versos libres de vínculos interesados, de cualquier interés (lo que le valió la marginación del mundo de la cultura y la soledad), y que constituyen lo que él llama "el Mundo real poético".
En este Mundo suyo propone "compañeros" en lugar de "dominantes y dominados", y nos dice con su prosa desinhibida y directa:
... compañeros todos los seres humanos (con nuestras luces y sombras). Al ver no sólo el sinfín de numeradores diferentes y enfrentados, toda nuestra complejidad, sino también el denominador común, ser todos de la misma especie, tener todos los mismos problemas esenciales por lo que la ayuda mutua es la única determinante ciertamente humana y que sólo un enloquecimiento profundo ha podido establecer secularmente la estructura que todavía sostiene el edificio humano, tan deslumbrante como falso, la de dominantes dominados.
O cómo nos propone con su poesía “La cosa humana”:
Qué fácil amar, qué fácil
unirnos y ayudarnos
si vemos que somos una cosa,
lo humano,
alegría de todas las cosas.
Y no pensamos en seres raros,
en cosas raras.
No, no: yo no soy un nombre,
soy una cosa.
Cómo
la naturaleza humana:
la cosa humana.
Y cómo amar una cosa
sino amas a todas las cosas
si no ves que tú
eres una cosa.
Ésta es la cosa.
En su “Mundo Real Poético”, en el camino de la imperfección, nos habla de la aventura poética, aventura que tan bellamente expresada en las siguientes palabras:
La aventura poética que me vive es un viaje de lo humano a lo cósmico y de lo cósmico a lo humano, de lo individual a lo universal y de lo universal a lo individual. Un viaje que se relata en mis poemas. La poesía se convierte en mi poesía porque encuentra en mi vivir el medio de realizarse. No es mi aventura, sino la aventura. Y esta aventura traspasa todo mi vivir, de mi existencia concreta, pero no se confunde con ella. [1]
El poeta ve perfectamente los dualismos en los que estamos instalados: Lo unitario y lo diverso, la razón y el sentimiento. Como en todo dualismo, los pares de opuestos se convierten en contradictorios, estableciéndose uno como negación del otro. Así Lizano ve que lo unitario, en su extremo, es lo uniforme; mientras que lo diverso, en su extremo, es lo diferente que no ve lo común. La razón, en su extremo, cae en la racionalidad, mientras que el sentimiento, en su extremo, cae en la irracionalidad. En cualquier caso, lo unitario como uniformidad y la razón como racionalidad ve lo diverso y el sentimiento como el caos y la anarquía. A la inversa, lo diverso como lo diferente y el sentimiento como lo irracional, ve en lo unitario la imposición y la autoridad. Con gran claridad, Lizano nos dice:
Todo lo que ha polarizado de la vida humana la constante dualidad “bien/Mal” no ha dejado paso a otra que, en mi opinión, es más interesante y profunda, la de ser y no ser. No “ser o no ser” según el célebre monólogo, sino esta dualidad trágica de todo ser que es y no es a la vez, que es porque sostiene un vivir y no es porque no es protagonista. [2]
III. EL SENTIDO TRÁGICO.
Lo unitario como uniforme no dejar ser lo diverso, lo diverso como diferente no deja ser lo unitario. Racionalidad e irracionalidad. Lo mismo ocurre entre la razón y el sentimiento. Al final se ha convertido en una cuestión de poder. Bajo la estela de “dominantes y dominados” y de “vencedores y vencidos”, lo unitario y la razón se han ido imponiendo sobre lo diverso y el sentimiento, y así dice el poeta: “Los políticos, los pragmáticos, los racionalistas, han simplificado siempre la cuestión: Se trata de ser poder, de poder. Ser es poder. O sea, de ser o no ser” [3]. Y como observamos hoy en día en los partidos políticos, y más especialmente en los de extrema derecha, también "racionalmente" invocan "la irracionalidad" para exaltar a la ciudadanía al servicio de lo unitario como extremo de uniformidad, en especial el miedo y el odio focalizado a todo lo diverso, a todo lo que no es como ellos dicen y, por último, del poder más autoritario.
Como en otros autores, Lizano destaca lo que llama el sentido trágico que rodea la existencia del ser humano, una tragedia que partiendo de la polaridad fundamental de lo unitario y lo diverso toma diferentes formas: la perfección y la imperfección, la vida y la muerte, la quietud y la inquietud, el ser y el no-ser, el orden y el desorden, la rebeldía y la contemplación, etcétera. Este sentido trágico implica la aceptación de la tensión que nos comporta vivir entre estos opuestos. Nuestra vida está atravesado por ellos.
Sin embargo, creo que es aquí donde necesitamos clarificar un punto que el poeta, a veces, nos deja confuso. Él habla de los opuestos como contradictorios, lo cual es cierto si los opuestos son dualistas, no lo son si los contemplamos como polaridades, donde los opuestos son contrarios pero no contradictorios, y donde en su contrariedad, no obstante, se complementan y se buscan. El dualismo en las polaridades es un elemento introducido por la mente humana al introducir el juicio entre los opuestos, el bien y el mal, lo bueno y lo malo, o lo correcto y lo incorrecto. Estos son los juicios que hacen de las polaridades dualismos. La lucha de Lizano se centra en los opuestos dualistas, en cómo la mente humana ha pervertido lo contrario en contradictorio. Y es aquí donde la libertad, la creatividad y el amor son importantes para devolver lo contradictorio e irreconciliable a lo contrario y complementario. Fue la escritora de fantasía y ciencia ficción Ursula K. Leguin quien habló, con relación a los héroes y heroínas de los cuentos y libros de fantasía, de adecuación en lugar de reglas y leyes, es decir de la libertad en lugar del control o el desenfreno, de la conciencia y la reflexión en lugar del orden y la obediencia o el caos y la pulsión:
Para el héroe o la heroína de un cuento de hadas no existe un modo correcto de actuar. No hay una norma de conducta, no hay pautas que describa lo que debe [...] El mal, pues, no aparece en el cuento maravilloso como algo diametralmente opuesto al bien, sino como algo inextricablemente enlazado con él, como el símbolo del Yin-Yang. Nadie es mayor que el otro, y la razón y la virtud humanas son incapaces de separar el uno del otro y de elegir entre ellos. El héroe o la heroína es quien es capaz de determinar cuál es la acción adecuada porque viene la totalidad, que es más vasta que el bien y el mal. Su heroísmo es su certeza. No actúa guiándose por reglas, simplemente sabe qué camino seguir. [4]
A su modo, Lizano dice algo parecido desde el sentido trágico de la existencia:
La contemplación de nuestra trágica esencia es fuente de sereno dolor, de serena rebelión, de captación de la belleza y de la temporalidad de los seres. Tampoco debemos hacernos ilusiones sobre la posibilidad de escoger un camino u otro. El camino nos elige a nosotros. El hombre no ha inventado el sentir, se ha vivido allí desde sus inicios. [5]
Nos encontramos con algo parecido cuando Jung nos decía que el hombre debía volver a su ley natural, o en el filósofo Jean Gebser, también admirado por Jung, cuando en su libro “Origen y presente” nos dice:
El origen siempre está presente. No es un comienzo, puesto que todo comienzo está ligado al tiempo. Y el presente no es el simple ahora, hoy, el instante. No es una parte del tiempo, sino un resultado integral y, por tanto, siempre originario. Quien sea capaz de llevar a cabo ya la realidad el origen y el presente como integridad, quien sea capaz de concretarlos, superará el principio y el fin y el mero tiempo actual. [6]
En cualquier caso, Jesús Lizano nos aporta las primeras luces entre las sombras de las que hemos hablado en nuestra anterior entrada.
IV. UNA VISIÓN.
De manera similar a Kojève, él ve la situación como el velo en los ojos que actualmente ofrecen las sociedades occidentales con apariencia democrática ("la democracia es una simulación, otro montaje" nos dice), donde los dominados se duermen ante cierto bienestar, o promesas de bienestar, y de las muchas distracciones que los dominantes les ofrecen para enajenarles. En cualquier caso, el precio es dormirse, convertirse en el zombi o el autómata de Kojève.
También de manera parecida a Nietzsche, él cree en el arte y la creatividad, pero a diferencia del filósofo alemán, no se olvida del amor, que es para todos los hombres. Libertad, creatividad y amor son elementos fundamentales para disponerse a dejarse atravesar por la aventura poética. Nuestro poeta no quiere ni superhombres ni hombres superiores, lo que quiere lo quiere para todos los hombres, todos, todos ellos sus compañeros. Y así él propone su concepto de acracia, de misticismo libertario, o como diría más hacia el final del humanismo libertario. A diferencia de Nietzsche o de Kojève, Lizano cree en el ser humano. Ya hacia el final de su vida escribe, y así acabo:
Soy consciente de que dejo sólo una visión, la visión de la Acracia, de la nueva estructura pero que implica la fe en lo humano, lo que no estamos sino empezando nuestra historia, nuestra comprensión de que una especie llamada por lo que parece a su autodestrucción, podría alcanzar, entre sus luces y sus sombras, su plenitud [...] Hemos construido un reino y debemos transformarlo en un mundo. Nuestra especie es muy mejorable, debemos tener fe en lo humano, es decir, fe en lo natural. Y es que todas nuestras reflexiones deben culminar en la comprensión de la coordinación natural entre la destrucción y lo creativo, que no vivimos sino que la vida nos vive, entre la destrucción y lo creativo, impensables una sin otra. Empezaremos a vivir sobre esta estructura, cuando vivir, como afirmo en uno de mis poemas, “sólo sea vivir, amigos...” [7]
NOTAS.
______________________
[1] Lizano, Jesús. Lizanía. Aventura poética y libertaria. 2001-2013. Tomo I. Camino de imperfección, pág. 258
[2] Ver nota 1, pág. 273
[3] Ver nota 1, pág. 273
[4] Leguin, Ursula K. El niño y su sombra. Publicado en la revista Gigamesh, nro 44, especial dedicado a la autora.
[5] Ver nota 1, pág. 296
[6] Gebser, Jan. Origen y presente. Editorial Atalanta, pág. 15
[7] Ver nota 1. Hola Compañeros. Manifiesto anarquista, pág. 35
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