domingo, 26 de agosto de 2018

NOVALIS. CUANTO MÁS POÉTICO MÁS VERDADERO. Reflexiones en torno a la poesía

Novalis.
Todo el que ha participado en conversaciones sobre poesía, lo poético, habrá tenido la experiencia de que tales conversaciones normalmente no tienen fin. En ese no querer terminar se manifiesta, así lo creo, un rasgo esencial de lo poético: su pretensión de infinitud. Una pretensión que aparte de su imposibilidad de realización, repetidamente experimentada y tenida en cuenta, siempre se abriga de nuevo. (Paul Celan)

"La poesía es lo absolutamente real. Esta es la esencia de la nueva filosofía. Cuanto más poético, más verdadero." (1) Así dice el fragmento escrito por Georg Philipp Friedrich von Hardenberg, más conocido como Novalis. Hace ya unos veinte años que compré un libro (ver nota 1) que recogía fragmentos del pensamiento de Novalis. Quedé impresionado, en especial, por sus reflexiones sobre la poesía. Encontraba en sus palabras algo que me aproximaba a la experiencia que yo tenía de ella, y que como dice Paul Celan en el fragmento que inicia esta reflexión, se mueve entre la consciencia de la imposibilidad de aquello que persigue y, no obstante, la continua renovación de la insistencia en ello. La reflexión que sigue esta inspirada en las palabras de Novalis, por ello he considerado importante que en el título figurara él.

¿Qué es lo que el lenguaje poético transmite que ninguna otra palabra es capaz de transmitir? Para el poeta no es tan importante llegar al absoluto, o encontrarse con el Creador, como sorprenderse con que "el mundo sea", como diría Wittgenstein. No está tan preocupado por el creador como por la creación, en tanto esta da testimonio de una presencia inexpresable. Y cantando la creación como la canta un poeta el misterio de la existencia adquiere una dimensión abrumadora. La poesía es la dimensión romántica de la palabra, en ella se unen el misterio de la existencia y la infimidad del ser humano frente a ella. La poesía es la palabra envuelta del misterio, la palabra que se trasciende a sí misma por el encuentro que en ella se da del alma infinitesimal del ser con el alma infinita del mundo.

Decía Wittgenstein en su Tractatus: "Lo inexpresable, ciertamente, existe. Se muestra, es lo místico." La poesía es la palabra que intenta expresar este inexpresable, lo místico - por eso los místicos son también poetas -. Rodea con la palabra lo inexpresable: no llega  - por eso  es inexpresable - y, sin embargo, trasciende el limite de la palabra logrando transmitirnos su presencia. Hace poco escribía los siguientes versos:

                                                 La meva poesia s’escriu mentre giro i giro,
                                                 donant voltes al Misteri de l’Existència
                                                 com la Lluna gira al voltant de la Terra,
                                                 o la Terra al voltant del Sol, sota l’influx
                                                 de la força de la gravetat. Així dono voltes jo,
                                                 sense fer-me preguntes ni buscar respostes,
                                                 girant sota la gravetat de l’existència,
                                                 emetent versos com a perles que la infinitud
                                                 modela sobre l’ínfim gra de sorra que soc. (*)

Es por esto que hablaba de su naturaleza romántica. Porque sólo el poeta puede ver una galaxia más allá de las leyes que la explican, sólo el poeta puede ver esta presencia de lo inexpresable que no se expresa con leyes ni teorías. Sólo el poeta aproxima la palabra para que nos lo sugiera. En la película Parque Jurásico III, hay un momento muy interesante donde el paleontólogo Allan Grant, interpretado por Sam Neill, le dice a Eric, el joven al que han ido a rescatar de la isla de los dinosaurios, la isla Sorna:

Yo tengo la teoría de que hay dos clases de jóvenes, los que quieren ser astrónomos y los que quieren ser astronautas. El astrónomo, o el paleontólogo llega a estudiar estas maravillas desde una posición de seguridad plena ...

Pero nunca llega a ir al espacio - le contesta Eric -

Exacto! - continúa Allan -. Es la diferencia que hay entre imaginar y ver, tener la posibilidad de tocar.

El poeta, a diferencia del filósofo, o del científico, o del teólogo, no se conforma con observar y estudiar, con pensar o analizar la existencia, el poeta la quiere tocar para ser consciente de ella, para a través de ella estar en contacto con lo inexpresable. Decía Thoreau en unos versos:

                                                 No puedo estar más cerca de dios y del cielo
                                                 que viviendo en la serenidad de Walden.
                                                 Soy su orilla pedregosa
                                                 y la brisa que pasa.
                                                 En el hueco de mi mano
                                                 están su agua y su arena,
                                                 y su más profunda riqueza
                                                 está en lo alto de mi pensamiento (2)

Novalis dice que "el poeta entiende la naturaleza mejor que la mente científica." (3) Si yo lo expresara lo diría de una manera diferente: "el poeta comprende la naturaleza mejor que la mente científica, que sólo la entiende." Pero aún añadiría algo más: El poeta comprende la naturaleza con la voluntad de aprehenderla. La etimología de las tres palabras nos dice muy bien qué tipo de conocimiento implica cada una de ellas:

Entender, que viene del latín "intendere", compuesta del prefijo "in" que significa "dentro" y la palabra "Tendere", que significa "estirar". Es decir, ir a dentro para estirar algo, o sea, conocer un objeto para incorporarlo a nuestra estructura mental. Por eso "vamos a dentro para estirar de él".

Comprender, del latín "comprehendere", compuesta del prefijo "cum" que se entiende como "con", o también "unión", y la palabra "prehendere", atrapar. Fíjese aquí la importancia del prefijo "cum", que implica algo más que "entender", que conocer "mentalmente", comprender, desde el "cum", es un entendimiento que lo implica todo, no sólo la estructura mental, sino también la emocional y la más instintiva, es una comprensión que, como diríamos los gestálticos, es una apreciación holística, mientras que entender lo es sólo mental. El comprender, por lo tanto, tiene mucho que ver con la la capacidad de la empatía.

H. D. Thoreau.
Aprehender, del latín "apprehendere", compuesta del sufijo "ad", es decir, "hacia", y de "prehendere" que, como ya vimos, significa atrapar. O sea, ir a atrapar, a hacer propio algo. No sólo lo entiendo, no sólo lo comprendo, sino que lo interiorizo y lo hago mío, no como algo posesivo, sino como algo de lo que formo parte. Es así como podemos comprender los versos de Thoreau anteriormente citados. Thoreau no sólo entiende, no sólo comprende, aprehende, es decir, lo hace suyo y él mismo se hace de lo otro: Soy su orilla pedregosa / y la brisa que pasa. / En el hueco de mi mano / están su agua y su arena, / y su más profunda riqueza / está en lo alto de mi pensamiento. Este "está en lo alto de mi pensamiento" es el aprehender.

Entender la poesía como la dimensión romántica de la palabra es esta relación que el poeta mantiene de aprehensión con el mundo, una relación que mantiene no sólo con la mente y la razón, la mantiene también con sus sentidos y su escucha, que le mueven emocionalmente con lo que contempla. El poeta, cuando mira una flor, la ve, y su ver va más allá de la mirada diseccionadora del científico o de la mirada meramente estética que se complace con su belleza. A través de la flor que el poeta contempla éste entra en contacto con la vida y su misterio. Poeta y flor se convierten en conciencia y maravilla, alma que contempla y alma que en el reflejo de lo contemplado en la conciencia me contempla, formando parte de algo que nos une, que nos conecta. Y la palabra poética intenta transmitir  este misterio que envuelve el ser consciente y el ser vivo, la existencia y el cosmos... El poeta, como dijo Thoreau, quiere extraer "todo el meollo de la vida", y es evidente que este meollo es más que estrictamente la suma de las partes o que la experiencia estética, aunque, sin embargo, éstas no están excluidas. Novalis lo dijo también con unas bellas palabras con uno de sus fragmentos:

Toda poesía interrumpe el estado cotidiano - la vida ordinaria, casi, como el dormitar, para renovarnos - y así, mantener siempre despierta la conciencia de vivir -. (4)

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(*)

Mi poesía se escribe mientras giro y giro,
dando vueltas al Misterio de la Existencia
como la Luna gira alrededor de la Tierra,
o la Tierra alrededor del Sol, bajo el influjo
de la fuerza de la gravedad. Así doy vueltas yo,
sin hacerme preguntas ni buscar respuestas,
girando bajo la gravedad de la existencia,
emitiendo versos como perlas que la infinitud
modela sobre el ínfimo grano de arena que soy.

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[1] Novalis. Fragments. Quaderns Crema, 8- Ed. a cura de Robert Carner-Liese
[2] Thoreau, H. D. Poesía Completa. Ediciones el Gallo de Oro.
[3] Ver nota 1.
[4] Ver nota 1.