Fig. 1. Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) |
SOBRE LAS CARCERI D'INVENZIONI.
En ellas, lo personal, lo privado y, por lo tanto, universal e imperecedero tiene notablemente más peso que lo meramente histórico y local. La prueba de ello es que estos extraordinarios aguafuertes han seguido, a través de dos siglos, resultando plenamente apropiados y modernos, no sólo por su aspecto formal, sino como expresión de oscuras verdades psicológicas. Aldous Huxley [1]
La obra del arquitecto y arqueólogo veneciano Giovanni Battista Piranesi me fascinó desde mi primer encuentro con ella. Y, como no, ese encuentro fue a través de sus conocidas Carceri d'invenzioni (cárceles inventadas), un conjunto de dieciséis grabados al aguafuerte que representan. bajo el título de cárceles o prisiones, una serie de universos arquitectónicos colosales, laberínticos, oscuros y cerrados. Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre esa obra, y reconocida es su influencia sobre el romanticismo del siglo XIX y sobre distintos movimientos artísticos del siglo XX, especialmente en el surrealismo. Su influencia sobre la literatura gótica es innegable. Coleridge, De Quincey, Víctor Hugo ("el cerebro negro de Piranesi"), Marguerite Yourcenar, Serguei Eisenstein, Aldous Huxley, Balzac, Baudelaire, Borges, etc, son ejemplos de esa influencia. Goya conoció su obra, y su influencia sobre el grabador M. C. Escher es bien conocida. Su influencia sobre el cine ha sido también notable, especialmente en el diseño de escenarios (Fritz Lang, F. W. Murnau, Robert Wiene, Orson Welles, Ridley Scott, etc.). En el mundo del cómic es muy conocida la serie de Ciudades oscuras del dibujante François Shuiten y el escritor Benoit Peeters.
En ellas, lo personal, lo privado y, por lo tanto, universal e imperecedero tiene notablemente más peso que lo meramente histórico y local. La prueba de ello es que estos extraordinarios aguafuertes han seguido, a través de dos siglos, resultando plenamente apropiados y modernos, no sólo por su aspecto formal, sino como expresión de oscuras verdades psicológicas. Aldous Huxley [1]
La obra del arquitecto y arqueólogo veneciano Giovanni Battista Piranesi me fascinó desde mi primer encuentro con ella. Y, como no, ese encuentro fue a través de sus conocidas Carceri d'invenzioni (cárceles inventadas), un conjunto de dieciséis grabados al aguafuerte que representan. bajo el título de cárceles o prisiones, una serie de universos arquitectónicos colosales, laberínticos, oscuros y cerrados. Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre esa obra, y reconocida es su influencia sobre el romanticismo del siglo XIX y sobre distintos movimientos artísticos del siglo XX, especialmente en el surrealismo. Su influencia sobre la literatura gótica es innegable. Coleridge, De Quincey, Víctor Hugo ("el cerebro negro de Piranesi"), Marguerite Yourcenar, Serguei Eisenstein, Aldous Huxley, Balzac, Baudelaire, Borges, etc, son ejemplos de esa influencia. Goya conoció su obra, y su influencia sobre el grabador M. C. Escher es bien conocida. Su influencia sobre el cine ha sido también notable, especialmente en el diseño de escenarios (Fritz Lang, F. W. Murnau, Robert Wiene, Orson Welles, Ridley Scott, etc.). En el mundo del cómic es muy conocida la serie de Ciudades oscuras del dibujante François Shuiten y el escritor Benoit Peeters.
Las Carceri d'invenzioni fueron para mí una introducción al resto de su obra que, conforme la fui descubriendo y conociendo, cada vez me fascinaba más. Me encontraba ante una sensación que me era muy afín, aquello que otros han llamado "la ruina como poética de lo sublime". Su visita a Roma cuando tenía veinte años le marcó para toda su vida. La espectacular visión de la antigua arquitectura romana devino para el joven en una especie de revelación y, desde aquel momento, consagró el resto de su vida a transmitir la belleza de esa arquitectura que surgía de su arte tamizada por su visión, por aquello que a sus ojos representaba. Y es por ello que las Carceri representaron un decisivo punto de inflexión personal. Este es el tema que más profundamente me ha interesado de Piranesi, de quien poco se sabe de su vida privada que no tenga que ver con su obra. O dicho de otra manera: su vida es su obra. Lo que se sabe de él a partir de las declaraciones de su hijo Francesco (también grabador) nos hace pensar con Marguerite Yourcenar:
Fig. 2. Grabado I de Carceri d'invenzione.
Carceri Invenzione G. Battista Piranesi
Architecto Veneziano.
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La indudable fascinación de la pasada grandeza romana debió consternar al joven arquitecto veneciano a quien le toco vivir una época poco prolija para su vocación. Es difícil decir que debió pasar por la mente del joven arquitecto en aquellos días, pero es razonable que nos apoyemos de nuevo en esa dimensión inconsciente que hace que una obra de arte se impregne de repente de un relieve que la hace única y que, en consecuencia, se abra también a la influencia que genera en otros artistas de diferentes ámbitos y "toque" el alma de sus observadores como un eco de la suya. Así ocurrió conmigo, cuando al contemplar sus grabados encontraron una fuerte resonancia con algunas poesías mías de juventud, cuando aun no tenía referencia alguna de él.
Veamos dos de sus clásicos grabados a nuestra izquierda. En ellos se siente la poética de la ruina que tan afín me era y que transforma la ruina en una presencia del pasado en el presente, también la obra del tiempo retornando la creación a la Naturaleza, esa extraña belleza de la arquitectura y la naturaleza entremezcladas erigiéndose en un testimonio de la siempre transitoria humanidad. Soy del parecer que Piranesi, en esa actualización del pasado en el presente quedó preso de la nostalgia de un esplendor que transformó su presente en una cárcel. Y es en ese sentido que me recuerdan también algunos de mis versos de juventud:
Nostalgia entre las ruinas,
entre las paredes solitarias,
los muros derruidos.
Perfiles que cincela
el tiempo sin descanso.
Agonía de la forma.
Fragilidad del ahora,
cuando el presente
se hace pasado
en sus desgarrados restos.
Lamento del ayer
cuando el pasado
se hace ahora presente
en el alma vagabunda.
Apreciación que también encontramos en Marguerite Yourcenar:
La imagen de las ruinas no desencadena en Piranesi una amplificación sobre la grandeza y decadencia de los imperios, ni sobre la inestabilidad de los asuntos humanos, sino una meditación sobre la perennidad de las cosas y su lenta usura, sobre la opaca identidad que prosigue en el interior del monumento su larga existencia de piedra. Recíprocamente, la majestad de Roma sobrevive, para él, más en una boveda rota que en una asociación de ideas con César muerto. El edificio se basta a sí mismo; es a la vez drama y decorado del drama, lugar de un diálogo entre la voluntad humana aun inscrita en esas construcciones, la inerte energía mineral y el irrevocable Tiempo. [3]
Y es en ese sentido que las Carceri d'invenzione devienen ese punto de inflexión en el que Piranesi decide, de cierta manera, entregarse al pasado para dejar la cárcel del presente:
Las fuentes de inspiración de Piranesi no son difíciles de descubrir. Además, y como es frecuente en artista sensibles y necesitados, son elegidos para reflejar un profundo conflicto espiritual. Joven como era, Giovanni Battista Piranesi pronto pudo darse cuenta de que sus talentos como arquitecto no eran requeridos. Así que, como Goya, cuyas primera serie de grabados importantes, Los Caprichos, refleja otro tipo de crisis interna, Piranesi no fue capaz de ocultar el hecho de que sus grabados no son meros caprichos, sino el resultado de una identificación personal con las hondas implicaciones de su materia. El no había consolidado una sólida carrera como la de pintor de la corte que Goya tenía tras él. De hecho, debido a su naturaleza intransigente y constantes disputas, Piranesi fue destinado a una continua decepción, que solo se rompió por un breve período (1764-1765) cuando dos grandes mecenas eclesiásticos le dieron una comisión arquitectónica menor. [4]
Cito estas palabras para ilustrar la frustración que Piranesi debía soportar entre la voluntad de consolidar su vocación por la arquitectura y las limitaciones de su tiempo. No es de extrañar, por lo tanto, el contraste que debió representar para el joven arquitecto las limitaciones de su época y, al mismo tiempo, los testimonios del esplendor del pasado de la antigua Roma. Quizá por ello hallamos en la Grabado I de las Carceri (ver figura 5), un personaje de expresión sufriente y desesperada encadenado a sus muros en la parte superior del grabado.
Desde el punto de vista de su vocación arquitectónica podemos imaginar a un Piranesi nostálgico de un pasado que Roma le brindó y cuyo testimonio son las ruinas, ruinas que como presencias espectrales son el crepúsculo de un esplendor que ya no es y que el nos mostrará en toda su espectralidad sobre un presente pobre y agotado que se erige como fuente desasosiego y desesperanza. El personaje del detalle de la plancha I bien puede representar al joven arquitecto que siente que sus ilusiones, sus proyectos, sus visiones, así como su activa imaginación, quedan encadenadas a la imposibilidad de concreción.
El sufrimiento y el desconcierto están presentes en muchos de los grabados de las Carceri. En algunos de ellos las figuras humanas parecen sacadas de las descripciones del Infierno de Dante (ver Fig, 6), obra seguramente conocida por Piranesi. Sin embargo, otros grabados nos introducen a una de las fuentes esenciales del sufrimiento descrito por el arquitecto: la obsesión. Bajo la presencia de una arquitectura infinita, repetitiva en esas bóvedas que parecen multiplicarse sin fin (ver fig. 7), llenando todo el espacio de una colosalidad densa y oscura, asfixiante, se presiente el horror del pensamiento obsesivo enroscado en sí mismo, en sus repeticiones infinitas, en sus bucles sin fin llenando el espacio mental, intoxicando el alma con su falta de aire y con la dificultad de respiración, en su ir y venir sin salida. No faltan tampoco las extrañas máquinas de tortura y las farolas que cuelgan aquí y allá haciendo más oscura la sensación tenebrosa que invade estas cárceles.
No tengo duda alguna. Con las Carceri nos hallamos ante una verdadera arquitectura de la obsesión. Observamos en muchos de los grabados de esta serie sus interminables escaleras, puentes levadizos, galerías y balcones que nos llevan a preguntarnos dónde terminan o qué función tienen que no sea la perpetuación de la propia confusión, puesto que como las infinitas bóvedas, ellas también parecen infinitas (ver figura 8).
Las líneas grabadas de Piranesi danzan y se enredan, estimulando la imaginación del espectador, al mismo tiempo que le llenan de asombro, una profunda tristeza y una sensación de misterio. [5]
Sin embargo, el sufrimiento de los seres que habitan esta arquitectura tenebrosa nos hablan de que no hay asombro y misterio alguno que no sea la profunda tristeza del infierno propio de la obsesión: la repetición, el bucle. ¿O no es acaso la obsesión una tortura y un sufrimiento sin fin en su propia enroscadura?
El posterior desarrollo de la obra de Piranesi es, a mi entender, el que sustenta la interpretación de las Carceri como una arquitectura de la obsesión, a la vez que en su colosalidad y clasicismo ya anticipa la dirección que el joven arquitecto halló como aparente salida a su cárcel metafísica (como la llama Aldous Huxley en su ensayo sobre el arquitecto y grabador), y que no fue más que algo que caracteriza al obsesivo como el vivir para "la posterioridad" y que, en Piranesi, podríamos reformular de una manera aun más sutil: sacrificó el presente, el aquí y ahora, para vivir a través de la anterioridad. La antiguedad romana representada por su arquitectura erige a las Carceri en la tortura del obsesivo explícita en su deseo imposible a la vez que a su entrega inconsciente al goce del Otro. Deseo imposible en tanto en cuanto este fue proyectado a un pasado sólo alcanzable en sus ruinas, de manera parecida a cuando uno se enamora de un Otro inaccesible. Y, sin embargo, su entrega a esa anterioridad de la arquitectura imperial romana le transfiere, paradójicamente, todo el goce a ella. Se sacrifica cualquier satisfacción en el presente en nombre de un deseo proyectado a un pasado inalcanzable. Las Carceri de Piranesi, como en sueño, nos muestran la sombra inconsciente del goce del Otro que se halla en la belleza nostálgica del deseo imposible plasmada en las Vedute (Vistas) de la arquitectura romana. Es en el grabado XIV (figura 9) donde la arquitectura de las Carceri se nos muestra con una especial densidad que bien puede representar ese goce del Otro, como si las bóvedas y arcos, sus pesados bloques de piedra fueran protuberancias que se multiplican ocupando de manera sofocante todo el espacio vital.
Piranesi convirtió la arquitectura de la antigua Roma en un ideal para el que vivió el resto de su vida, desafiando constantemente la primacía del arte griego sobre el romano y queriendo ver su origen en la arquitectura etrusca. Así se impuso dedicar su vida a dejar testimonio de la gloria que vio en aquellos edificios por sí mismos y a defender sus orígenes propios. En sus propias palabras:
Se cumple ahora el tercer año [...] desde que movido por el mismo noble deseo que atrajo desde las más remotas partes de Europa a los más valerosos hombres de la presente época y de las pasadas para admirar y aprender de esas augustas reliquias que aun subsisten en la antigua majestad y magnificiencia romanas, lo más perfecto de la arquitectura, dejé mi tierra natal y me trasladé, movido por ese mismo espíritu. a esta reina de las ciudades. No me detendré a referir mi asombro al observar la exactísima perfección de las partes arquitectónicas de los edificios, la rareza o la desmesurada mole de mármoles que en todas partes se encuentras, o esa vasta amplitud de espacio que una vez ocupaban los circos, los foros y los palacios imperiales. Os diré solamente que esas ruinas parlantes llenaron mi espíritu de tales imágenes hastas un extremo que nunca pudieron los dibujos, con todo cuidadosísimos, que de las mismas hizo el inmortal Palladio y que siempre tenía ante la vista. [7]
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VIDEO EN 3D SOBRE LAS CÁRCELES DE PIRANESI.
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[1] Huxley, Aldous. Cárceles en VV.AA. Las Cárceles de Piranesi. Casimiro editorial.
[2] Yourcenar, Marguerite. A beneficio de inventario. El negro cerebro de Piranesi. Ediciones Alfagura, págs. 118 y 119
[3] Idem anterior, pág. 125
[4] Hofer, Philippe. Giovanni Battista Piranesi. The prisons. Dover Publications. Inc. New York, pág. viii
[5] Ídem anterior, pág. vii
[6] Piranesi, G. B. De la magnificiencia de la arquitectura de los romanos y otros escritos. Epístola dedicatoria a Nicola Giobbe. Akal Ediciones.
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Fig. 3. Vedute di Roma: Villa Adriano bei Tivoli. |
Fig. 4. Prospettiva della steso Delubro. Riva del lago Albano. |
entre las paredes solitarias,
los muros derruidos.
Perfiles que cincela
el tiempo sin descanso.
Agonía de la forma.
Fragilidad del ahora,
cuando el presente
se hace pasado
en sus desgarrados restos.
Lamento del ayer
cuando el pasado
se hace ahora presente
en el alma vagabunda.
Apreciación que también encontramos en Marguerite Yourcenar:
La imagen de las ruinas no desencadena en Piranesi una amplificación sobre la grandeza y decadencia de los imperios, ni sobre la inestabilidad de los asuntos humanos, sino una meditación sobre la perennidad de las cosas y su lenta usura, sobre la opaca identidad que prosigue en el interior del monumento su larga existencia de piedra. Recíprocamente, la majestad de Roma sobrevive, para él, más en una boveda rota que en una asociación de ideas con César muerto. El edificio se basta a sí mismo; es a la vez drama y decorado del drama, lugar de un diálogo entre la voluntad humana aun inscrita en esas construcciones, la inerte energía mineral y el irrevocable Tiempo. [3]
Y es en ese sentido que las Carceri d'invenzione devienen ese punto de inflexión en el que Piranesi decide, de cierta manera, entregarse al pasado para dejar la cárcel del presente:
Las fuentes de inspiración de Piranesi no son difíciles de descubrir. Además, y como es frecuente en artista sensibles y necesitados, son elegidos para reflejar un profundo conflicto espiritual. Joven como era, Giovanni Battista Piranesi pronto pudo darse cuenta de que sus talentos como arquitecto no eran requeridos. Así que, como Goya, cuyas primera serie de grabados importantes, Los Caprichos, refleja otro tipo de crisis interna, Piranesi no fue capaz de ocultar el hecho de que sus grabados no son meros caprichos, sino el resultado de una identificación personal con las hondas implicaciones de su materia. El no había consolidado una sólida carrera como la de pintor de la corte que Goya tenía tras él. De hecho, debido a su naturaleza intransigente y constantes disputas, Piranesi fue destinado a una continua decepción, que solo se rompió por un breve período (1764-1765) cuando dos grandes mecenas eclesiásticos le dieron una comisión arquitectónica menor. [4]
Cito estas palabras para ilustrar la frustración que Piranesi debía soportar entre la voluntad de consolidar su vocación por la arquitectura y las limitaciones de su tiempo. No es de extrañar, por lo tanto, el contraste que debió representar para el joven arquitecto las limitaciones de su época y, al mismo tiempo, los testimonios del esplendor del pasado de la antigua Roma. Quizá por ello hallamos en la Grabado I de las Carceri (ver figura 5), un personaje de expresión sufriente y desesperada encadenado a sus muros en la parte superior del grabado.
Fig. 5. Detalle de la Plancha I de las Carceri d'Invenzioni. |
Desde el punto de vista de su vocación arquitectónica podemos imaginar a un Piranesi nostálgico de un pasado que Roma le brindó y cuyo testimonio son las ruinas, ruinas que como presencias espectrales son el crepúsculo de un esplendor que ya no es y que el nos mostrará en toda su espectralidad sobre un presente pobre y agotado que se erige como fuente desasosiego y desesperanza. El personaje del detalle de la plancha I bien puede representar al joven arquitecto que siente que sus ilusiones, sus proyectos, sus visiones, así como su activa imaginación, quedan encadenadas a la imposibilidad de concreción.
Fig, 6. Detalle del grabado II. |
Fig.7. Grabado V. |
Las líneas grabadas de Piranesi danzan y se enredan, estimulando la imaginación del espectador, al mismo tiempo que le llenan de asombro, una profunda tristeza y una sensación de misterio. [5]
Sin embargo, el sufrimiento de los seres que habitan esta arquitectura tenebrosa nos hablan de que no hay asombro y misterio alguno que no sea la profunda tristeza del infierno propio de la obsesión: la repetición, el bucle. ¿O no es acaso la obsesión una tortura y un sufrimiento sin fin en su propia enroscadura?
Fig. 8. Grabado VII |
Fig. 9. Grabado XIV |
Piranesi convirtió la arquitectura de la antigua Roma en un ideal para el que vivió el resto de su vida, desafiando constantemente la primacía del arte griego sobre el romano y queriendo ver su origen en la arquitectura etrusca. Así se impuso dedicar su vida a dejar testimonio de la gloria que vio en aquellos edificios por sí mismos y a defender sus orígenes propios. En sus propias palabras:
Se cumple ahora el tercer año [...] desde que movido por el mismo noble deseo que atrajo desde las más remotas partes de Europa a los más valerosos hombres de la presente época y de las pasadas para admirar y aprender de esas augustas reliquias que aun subsisten en la antigua majestad y magnificiencia romanas, lo más perfecto de la arquitectura, dejé mi tierra natal y me trasladé, movido por ese mismo espíritu. a esta reina de las ciudades. No me detendré a referir mi asombro al observar la exactísima perfección de las partes arquitectónicas de los edificios, la rareza o la desmesurada mole de mármoles que en todas partes se encuentras, o esa vasta amplitud de espacio que una vez ocupaban los circos, los foros y los palacios imperiales. Os diré solamente que esas ruinas parlantes llenaron mi espíritu de tales imágenes hastas un extremo que nunca pudieron los dibujos, con todo cuidadosísimos, que de las mismas hizo el inmortal Palladio y que siempre tenía ante la vista. [7]
Fig. 10. Vedute di Roma: Tempio di Bacco. |
Fig. 11. Ruinas del acueducto de Nerón. |
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VIDEO EN 3D SOBRE LAS CÁRCELES DE PIRANESI.
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[1] Huxley, Aldous. Cárceles en VV.AA. Las Cárceles de Piranesi. Casimiro editorial.
[2] Yourcenar, Marguerite. A beneficio de inventario. El negro cerebro de Piranesi. Ediciones Alfagura, págs. 118 y 119
[3] Idem anterior, pág. 125
[4] Hofer, Philippe. Giovanni Battista Piranesi. The prisons. Dover Publications. Inc. New York, pág. viii
[5] Ídem anterior, pág. vii
[6] Piranesi, G. B. De la magnificiencia de la arquitectura de los romanos y otros escritos. Epístola dedicatoria a Nicola Giobbe. Akal Ediciones.
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