La descripcion romántica más impresionante de las maquinaciones vacías del tiempo [...] nos traslada a un entorno legendario y simbólico. Se trata de un texto de Wackenroder: Cuento oriental de un santo desnudo. (Rudiger Safranski) [1]
Wilhelm Heinrich Wackenroder fue uno de los representantes del romanticismo temprano alemán. Su temprana muerte a los veinticinco años dejó una corta obra recogida en "Efusiones sentimentales de un monje enamorado del arte" - 1796 -, en la que compartió algunos ensayos con otro de los grandes románticos y amigo de nuestro autor, Ludwig Tieck, y"Fantasías sobre el arte, para amigos del arte", que también incluye textos de Tieck. Y es en éste último que hallamos el cuento que comento en esta entrada: Un maravilloso cuento oriental de un santo desnudo.
Wackenroder formaría parte de lo que podemos llamar el romanticismo místico, más cercano a Novalis queal romanticismo nihilista de su amigo Ludwig Tieck, o de E. T. A. Hoffman. Fue Novalis quien dijo las célebres palabras "cuando doy alto sentido a lo ordinario, a lo conocido la dignidad de desconocido y apariencia infinita a lo finito, con eso romantizo." [2] Es en esa dimensión que el romanticismo aparece como una reacción y una alerta ante un nuevo mundo que estaba asomando con la llegada de La Ilustración, y que abogaba por la preeminencia de la razón y la lógica en detrimento del mundo del misterio, la magia y lo sobrenatural; la uniformidad y el aburrimiento por encima de lo inesperado y el asombro; la ciencia y la técnica por encima de la naturaleza y el arte. Las palabras de Novalis representan, como apunta Safranski:
"un programa contra el aburrimiento y sus implicaciones: la conciencia del vacío y de la nada. Este aburrimiento, para la generación caída de la antigua fe y no satisfecha por la razón, pero incitada por la revolución francesa a los vuelos más audaces de la imaginación, es el verdadero enemigo y la amenaza real." [3]
Algo que siglo y medio después diría Jung (1941):
Pues bien, es cierto que - por primera vez desde la prehistoria - hemos conseguido tragarnos toda la animación originaria de la naturaleza. No solo descendieron los celestes dioses de sus moradas planetarias - o mejor dicho, los hicimos descender - para transformarse inicialmente en demonios ctónicos. sino que también la legión de estos últimos, que hasta los tiempos de Paracelso jugaban alegremente por bosques, montes arroyos y moradas humanas fueron reducidos, bajo la creciente influencia de la Ilustración científica, a lamentables residuos hasta desaparecer del todo. Desde tiempos inmemoriales siempre estuvo la naturaleza dotada de alma. Ahora, por primera vez, vivimos en una naturaleza desanimada y desacralizada. [4]
1. LA RUEDA DEL TIEMPO Y EL SANTO DESNUDO.
El cuento de Wackenroder nos presenta, bajo el aparente encanto del mundo oriental, a un santo desnudo que vive aislado en "una remota caverna o gruta, a cuyo lado corría un hilo de agua." No obstante, este santo vivía un verdadero tormento:
Este curioso ser no gozaba de paz ni en la noche ni en el día, tenía siempre la impresión de estar bajo el continuo zumbido de las rotaciones de la Rueda del Tiempo.
Nada podía hacer frente a ese ruido, nada podía proponerse. Un miedo inmenso lo agotaba en su trabajo continuo, impidiéndole también escuchar otra cosa que no fuese - en su incansable movimiento - el estrépito de la terrible rueda, la cual llegaba hasta las mismas estrellas o incluso las sobrepasaba. [5]
Los movimientos del santo parecen tener como función hacer girar la enorme rueda, que no ceda en su movimiento: "No podía descansar, día y noche se le veía en el ajetreo más laborioso y enérgico, como si intentara darle vueltas a una enorme rueda", por eso no soporta ver los peregrinos que le observan tranquilamente o que hacen actividades relajadas a su alrededor. Se sorprende de que no escuchen ni vean la estruendosa y gigantesca rueda del tiempo en la que, no obstante, también estaban férreamente engranados. Pareciera que el hombre santo que se retira para estar en contacto con dios o con el misterio, se encontrara, de repente, con una dimensión de pesadilla que configura nuestra existencia.
Una de las primeras asociaciones con esa rueda del tiempo de Wackenroder es el concepto de "compulsión a la repetición" de Freud, que nos dice que es un: "proceso incoercible y de orígen inconsciente, en virtud del cual el sujeto se sitúa activamente en situaciones penosas, repitiendo así experiencias antiguas, sin recordar el prototipo de ellas, sino al contrario, con la impresión viva de que se trata de algo plenamente actual" [6] Tiene también su extensión en el concepto de "guion de vida" de Eric Berne [7], que nos dice que tenemos un plan inconsciente desarrollado en la infancia que determinará nuestras decisiones y comportamientos en la edad adulta. Una especie de "guion" preestablecido que dicta como interactuamos con nosotros mismos, con los demás y con el mundo.
Podemos encontrar una cierta aproximación visual a esta rueda del tiempoen el arcano número X del tarot: La rueda de la fortuna, con esos dos animales (un perro y un simio) que parecen encadenados dando vueltas en esa rueda. La imagen nos sugiere esa característica negativa de los círculos cerrados que nos aprisionan, ya sea psíquica o socialmente, porque parece que fuera de él no hay lugar. Ese movimiento circular del que no hay salida es su principio dinámico y fue formulado como"el principio de la enroscadura"por el autor anónimo del libro"Los arcanos mayores del Tarot" [8]
Tambien la podemos relacionar con la rueda del tiempo del "Eterno Retorno" de Nietzsche, cuyo sentido encuentra sus referentes en algunos mitoa hindus, en algunos presocráticos griegos y en el gnosticismo cristiano. Todos estos precedentes tienen que ver con el cansancio del mundo. Nietzsche utiliza el concepto como metáfora de la repetición cíclica que lleva a la absurdidad la posibilidad de cambio y de acontecimiento, para interrogarnos como se nos indica en una conocida reflexion del filósofo:
"Esta vida, tal y como tú ahora la vives y la has vivido, tendrás que vivirla una vez más e incontables veces más; y no habrá en ella nada nuevo, sino que todo dolor y todo placer, y todo pensamiento y suspiro, y todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida tiene que volver a ti, y todo en el mismo orden y secuencia [...] Si aquel pensamiento cobrase poder sobre ti, transformaría al que ahora eres y quizá te despedazaría; la pregunta «¿quieres esto una vez más, e incontables veces más?», referida a todo y a todos, ¡gravitaría sobre tu actuar con el peso más abrumador! Pues ¿cómo podrías llegar a ver la vida, y a ti mismo, con tan buenos ojos que no deseases otra cosa que esa confirmación y ese sello últimos y eternos?" [9]
Es decir, ¿elegirías vivir una vida como la has vivido, o quisieras vivir una que la pudieras elegir una y otra vez sin producirte ninguna vergüenza, cuando no horror?
Sin embargo, hemos de observar que la rueda del tiempo de nuestro romántico, si bien la podemos relacionar, en un plano individual, con el campo neurótico, la podemos también extrapolar a lo social partiendo de cómo los románticos percibían el modernismo que se extendía desde la Ilustración, junto a un mayor "aburguesamiento" de algunos sectores de la población, para quienes el arte se relacionaba esencialmente con el ocio y la distracción. Percibían algo que, llevado a la actualidad, y relacionado con la dimensión personal de la neurosis, se le añade un factor inherente a la sociedad, o mejor dicho al sistema, que agudiza la dimension más enfermiza y patológica de la neurosis.
II. LA RUEDA DEL TIEMPO: DE LO INDIVIDUAL A LO SOCIAL-SISTÉMICO.
Como una visión premonitoria, Wackenroder parece entrever el futuro que nos aguarda dándonos una fuerte imagen de lo que a filósofos como Slavoj Zizek, Robert Kurz o Byung-Chul Han, entre otros, han desarrollado en sus análisis sociopolíticos, y que Safranski también resume con relación al cuento diciendo: "Este santo desnudo pone enteramente de manifiesto el concepto de la moderna sociedad de trabajo. Ya no es cuestión del resultado, del producto, sino del proceso mismo de trabajo al que todo tiene que servir: el consumo, la inversión del capital, la destrucción productiva. Todo es estar ocupado. Quien cae del zumbante mundo del trabajo, cae del mundo." [10] Es algo que el filósofo marxista y crítico social Robert Kurz (11) analiza en profundidad en su obra, y en la que nos dice que el trabajo es la verdadera sustancia del capital, y no el capital en sí mismo. Es, en ese sentido, que el santo debe esforzarse en hacer girar la rueda del tiempo porque la rueda no puede parar, siempre debe oírse su zumbido estruendoso. De hecho, el santo es una imagen de todos nosotros dentro de este engranaje, todos, inconscientemente, haciendo girar la rueda, fuera del cual parece no haber salida.
Y eso es lo que parece transmitir el santo del cuento, como que fuera del sujeto de trabajo, es decir, fuera de la rueda, no hay sujeto (de nuevo Robert Kurtz), o como dice Safranski "cae del mundo". De manera significativa, alguien me decía recientemente: "cuando no tengo trabajo dejo de ser alguien en el mundo".
Por otro lado, la concepción del capital por parte de Slavoj Zizek también supone un principio dinámico como el de la enroscadura cuando dice:
Lo verdaderamente terrorífico no está en el contenido específico oculto bajo la universalidad del Capital global, sino más bien en que el Capital es una máquina global anónima que sigue ciegamente su curso, sin ningún Agente secreto que la anime. El horror no es el espectro (particular viviente) dentro de la máquina (universal muerto), sino que la misma máquina (universal muerto) está en el corazón de cada espectro (particular viviente). [12]
Robert Kurz y su concepto del trabajo como substancia del capital, o Slavoj Zizek y el capital como una máquina global anónima dimensionan la monstruosidad de esa rueda en la que todos estamos inmersos y de la que parece no haber salida, y en la que la actitud y el estado alterado que presenta el santo también recogería las ideas que Byung-Chul Han presentó en su libro "La sociedad del cansancio" donde"el hombre depresivo es aquel animal laborans que se explota a sí mismo, a saber: voluntariamente, sin coacción externa. Él es, al mismo tiempo, verdugo y víctima." [13]. Evidentemente, no hay que entender que no haya "coacción externa", sino que esta coacción interna es producto de un proceso de introyección que se ha interiorizado en los individuos como un destino social y que se ha adoptado como cierto, o como dice Han:
"La positividad del poder es mucho más eficiente que la negatividad del deber. De este modo, el inconsciente social pasa del deber al poder. El sujeto de rendimiento es más rápido y más productivo que el de obediencia. Sin embargo, el poder no anula el deber. El sujeto de rendimiento sigue disciplinado. Ya ha pasado por la fase disciplinaria. El poder eleva el nivel de productividad obtenida por la técnica disciplinaria, esto es, por el imperativo del deber. En relación con el incremento de productividad no se da ninguna ruptura entre el deber y el poder, sino una continuidad." [14]
Con el conocido resultado de que: "La sociedad de rendimiento, por el contrario, produce depresivos y fracasados" [15]
III. EL SANTO SALE DE LA RUEDA: LA RESPUESTA DE LOS ROMÁNTICOS.
Los activos ruedan como rueda la piedra, conforme a la estupidez de la mecánica. (Friedrich Nietzsche) [16]
Dentro de su frenética actividad el hombre santo no puede olvidar que su retiro del mundo respondía a otros motivos:
Apenas en contadas ocasiones, cuando las noches lucían hermosas y la luna se elevaba delante de su oscura gruta, se abrazaba de pronto a sí mismo, gemía y lloraba desesperado, pues el ruido de la gigantesca rueda del tiempo no le dejaba en paz para que él, que era un santo, pudiera crear o realizar algo sobre la faz de la tierra. En aquellos momentos sentía un anhelo por todo lo hermoso y desconocido y hacía esfuerzos por levantarse y poner manos y pies en movimientos suaves y tranquilos, ¡pero todo esfuerzo era inútil"
Sin embargo, el ruido de la rueda siempre le llevaba a su frenética actividad. No obstante, en una de esas noches hermosas, el santo se vio tomado por la belleza del momento: las sombras de la noche, el brillo de la Luna, las estrellas, el río... En este dos amantes de desplazaban lentos y en silencio... "Habían fundido sus sentimientos más delicados y, unidos, navegaban dentro de las más ilimitadas corrientes. Desde su embarcación fluía una música etérea que flotaba ascendiendo hacia el espacio celeste." [17] Surge entonces el amor como una fuerza cósmica capaz de romper el hechizo que mantiene el santo encadenado a la rueda del tiempo. La música, la belleza, la poesía, la magia, y en especial el amor es lo que dota al mundo de otra faz, de otra mirada con la que se le mira y con la que nos mira:
Amor habita el firmamento, como oleaje puro nos inflama,
en una gloria luminar que no se encendería si amor no infundiera fortaleza
y, tocado por el hálito del cielo, cielo, agua y tierra se sonríen.
El claro de luna se prolonga en las flores,
robadas por el sueño fueron las palmeras, el follaje corona los santuarios
y, elevando sus tiernos suspiros,
desde su quimera, palmeras y flores,
hijas de amor, esparcen todos sus sonidos.
Y el Santo desapareció dejando una visión de él como un espíritu alegre y danzante entre música celestial. Acaba el cuento diciendo que "los amantes creían estar viendo al genio del amor y la música."
Un claro ejemplo de la propuesta de Novalis de romantización. En este sentido, podemos considerar el romanticismo alemán como un intento de que el movimiento abrupto que los románticos veían venir con el advenimiento de la Ilustración, la razón, la ciencia y la tecnología, y una burguesía cada vez más extendida, no rompiera la "naturaleza animada" a la que hacía referencia Jung (ver nota 4). De que el aburrimiento existencial (no necesariamente percibido como aburrimiento, más bien rellenado de distintas distracciones, cuando no adicciones), quizá mejor dicho alienación, no nos privara del don del asombro y la contemplación, y también, a través de ellos, del don del amor a través del cual, como dice Byung-Chul Han en su libro "Vida contemplativa", y trayendo a Novalis como gran ejemplo, nos acerque a "un universalismo radical que lucha por una «familia mundial» más allá de la nación y la identidad. Está animado por el anhelo de reconciliación y armonía, por la idea de la eterna paz."
IV. UNA REFLEXIÓN FINAL.
Frente a la frenética actividad capitalista, a la transformación de todo en mercancía, y con el único objetivo del beneficio y la rentabilidad, estamos dando vueltas como el hámster, o como el santo de Wackenroder, en la rueda del tiempo hecho de trabajo y capital, con el resultado de haber desanimado al mundo, y con él a nosotros mismos, nos hemos deshumanizado. Cada vez más enajenados nos desconectamos del alma del mundo, y de paso de la nuestra, perdiéndonos en toda clase de distracciones (al final, más mercancías) al servicio del capital. Muchos filósofos y psicólogos se han apercibido de este desajuste anímico, de ese cáncer del alma que el Sistema ha ido imponiendo irrevocable e implacablemente. Los trascendentalistas americanos como Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau, filósofos como Walter Benjamin, Theodor Adorno, Martin Heidegger, o psicólogos como Carl Gustav Jung o Eric Fromm, por no decir los innumerables poetas, todos ellos se apercibieron de este grave desajuste. También dentro del campo de la ciencia elevan su voz Rachel Carson, Jane Goodall, John Elkington o Andreas Malm, por poner algunos ejemplos.
Hay que aprender a desaprender y volver a aprender a mirar y a ver. Volver al don del asombro (Rachel Carson) o, como dice Mary Oliver:"la labor del poema es trascender las circunstancias ordinarias, establecerse en un segundo plano, metafísico, ese tono era importante, y útil. En el viejo poema, cumplía la función que cumple el campanario en una iglesia: "Este terreno es sagrado. Esto es distinto de lo cotidiano." [17] (La negrita es mía)
NOTAS.
___________________
[1] Safranski, Rudiger.Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán. Tusquets Editores, pág. 185
[2] Novalis. Fragments. Quaderns Crema, pàg.
[3] Ver nota 1, pág. 182
[4] Jung, C. G. Civilización en transicion. Cap. 11. Después de la catástrofe. OC Volumen 10. Editorial Trotta, par. 431
[5] Wackenroder, W. H. Un maravilloso cuento Oriental de un santo desnudo. Greenbook Editores, pág. 5 Ebook. Todas las citas de la entrada de este cuento se refieren a esta traduccion de Carola Tonegtti.
[6] Laplanche, J. & Pontalis, J. B. Diccionario de psicoanálisis. Editorial Paidós. Acepción de "compulsión a la repetición"
[7] Berne, Eric. Análisis transaccional en psicoterapia. Milenio Publicaciones, S. L.
[8] Anónimo.Los arcanos mayores del Tarot. Editorial Herder.
[9] Nietzsche, Friedrich. La gaya ciencia. Biblioteca Edaf, par. 341
[10] Ver nota 1, pág. 185
[11] Kurz, Robert.La substancia del capital. Enclave de libros Ediciones.
[12] Zizek, Slavoj. En defensa de la intolerancia. Ediciones Sequitur, pág. 59
[13] Han, Byung-Chul. La sociedad del cansancio. Ed. Herder. Kindle Ebook pos. 254
[14] Ver nota 12, pos. 215
[15] Ver nota 12, pos. 229
[16] Han, Byung-Chul. Vida contemplativa. Ed. Taurus, pág. 86
[17] Oliver, Mary. La escritura indómita. Capítulo La voz del poeta. Errata Naturae, pág. 164
Asumir la muerte en la conciencia significa no solo tomar nota de la muerte. No sólo se exige pensar en la muerte, sino que un pensar recorra la muerte, que se arrime a ella, estar dispuestos a que sea la muerte la que nos dé el pensar. (Byung-Chul Han) [1]
Dentro de la colección completa de lieders de Schubert editada por Hyperion, hay un CD que me parece especialmente fascinante, no sólo por los lieder en sí mismo, sino también por el extenso y profundo comentario, prácticamente un ensayo, realizado por uno de los pianistas especializados en su interpretación: Graham Johnson, quien acompañado en este CD por otra de las grandes figuras, tambien especialista en los lieder, la mezzosoprano alemana Brigitte Fassbaender, configuran un trabajo excepcional sobre un tema frecuente en el romanticismo: la muerte.
A diferencia de los tiempos actuales, en los que la muerte se contempla de refilón, como si no fuera con nosotros, en tiempos de Schubert era inevitable que formara parte de la vida del compositor y sus coetáneos (él mismo tuvo que afrontarla muy joven, al fallecer a los 31 años de fiebre tifoidea según unos, de sífilis según otros) . Dice Graham Johnson al respecto:
... lo que fue cierto en los momentos finales de la vida del compositor sigue siendo cierto para quienes atraviesan la misma experiencia hoy. Lo que más ha cambiado es la manera de preparar el viaje final. Es una tendencia moderna comprar un billete y mirar los mapas con los ojos entrecerrados en el último momento posible; la literatura de épocas anteriores muestra que la muerte fue planeada, con la minuciosidad de un Grand Tour, casi antes de que comenzara la vida misma. [2] - la negrita es mía -
Fue en los lieder o canciones, donde Schubert exploro la muerte desde distintas aproximaciones partiendo de los poetas de su época: Wilhelm Müller, Friedrich Schiller, Wolfgang Goethe, Heinrich Heine, Mathias Claudius, Johan C. Senne, Johan Mayrhofer, Alexander Pope, etcétera. La selección presentada en este trabajo es un claro ejemplo, así como sus conocidos Ciclo de Winterreise (Viaje de invierno),Ciclo Schwanengesang (el Canto del Cisne) o el Ciclo Die Shöne Mullerin (La bella molinera). Tambien, y en este sentido, cabe destacar, dentro de su obra musical, su Cuarteto de cuerda en re menorDer Tod und das Mädchen(La muerte y la doncella), así como la sonata para piano en si bemol mayor D960. Partiendo de su universo musical, exploraremos esas imágenes que rodeaban la muerte, y en las que se une la palabra poética a la música en un sentido que ya indicaba en la primera entrada de este blog, Sobre la idea de la resonancia poética (pulsa aqui para acceder) y en la que decía:
La música como compañera de la palabra, sutil contorno del alma de la palabra, acerca más esa alma colectiva a nuestra alma concreta, la tuya o la mía. La música dota a la palabra y al tono de una especial vibración que parece hacer sentir de manera distinta lo que sabemos y, más aún, nos acerca a sentir lo que desconocemos, como si la música dotara en ocasiones a la palabra de una profundidad que esta inconsciente en ella, que la completa y la desborda a la vez. Esa misma profundidad, al final, que le transmite a la palabra poética esa primera y última música que es el silencio, el contorno primero y último del alma. [3]
I. LA MUERTE Y LA DONCELLA (D531): ENTRE EL TERROR Y EL CONSUELO.
Empecemos por uno de sus conocidos lied (el primero del CD de referencia), en los que pone las notas del piano y la voz a los versos del poema "Der Tod und das Mädchen (La Muerte y la Doncella) - 1821 - delpoeta Mathias Claudius (1749-1815) :
Doncella: ¡Ay, pasa de largo!
¡Vete, cruel esqueleto!
Soy todavía joven; ¡Vete , amado,
y no me toques!
La Muerte: ¡Dame tu mano, bella y delicada criatura!
Soy tu amigo y no vengo a castigarte.
Alégrate. No soy cruel;
Vas a dormir dulcemente en mis brazos! [4]
La muerte como liberadora ha sido un gran clásico en sus representaciones, y en el que el lado aterrador en el que se nos presenta como el final de la vida, se compensa tambien como el final de las penalidades que acompañan a esta, el dolor y el sufrimiento emocional y físico que la atraviesan. Schubert introduce el lied con unas notas de piano que nos sugieren una marcha funebre, el encuentro con lo inevitable, la desolación de un encuentro del que ya no nos podemos sustraer. Estas notas dan paso a la voz desesperada de la doncella acompañadas por un ritmo frenético y repetitivo del piano que representan la muerte como una pesadilla de la que, a pesar de las súplicas de la joven, no hay salida. Como nos dice Graham Johnson en sus notas, el tono y la melodía del piano nos sugieren a través de "la caída agonizante de la repetición de las palabras "und rühre mich nicht an" (y no me toques) [...] que el juego ha terminado. [5]
Caída que da paso a la muerte y que, desde esa pesadilla inevitable parece ofrecerse como un manto que sereno y acogedor se extiende envolviendo a la joven como un abrazo en el que poder reposar (dormirás dulcemente en mis brazos), y desde el cual, como nos sugieren las lentas notas finales del piano, extendiéndose hacia el silencio hasta apagarse con él, la muerte desapareciera con la doncella a ese lugar que habita más allá de la línea del horizonte que separa la vida y la muerte como el horizonte singular de un agujero negro. He escogido tres obras pictóricas, relacionadas con esta obra, que representan muy bien esos tres estadios: terror, abrazo y desaparición.
- La Muerte y la doncella (Marianne Stokes, 1908, Museo D'Orsay)
Excelente representación del encuentro terrorífico etre la muerte y la doncella, del terror de la joven ante su presencia de pesadilla. En el lied de Schubert la voz de la mezzosoprano expresa el terror de la joven, mientra que el ritmo frenético del pianista representa la percepción de la muerte por parte de ella, la de una sombra negra que se avalanza para dar fin a la vida. Como dice Graham Johnson: "Para este pasaje el pianista es nombrado plenipotenciario de la muerte."[6]
- El Ángel de la Muerte (Horace Vernet, 1851, l'Hermitage)
En este cuadro podemos ver esa muerte que se extiende como un "manto" para acoger en él a la doncella, que parece ya entregada a ella (Dame tu mano, hermosa y tierna criatura) como sugieren, en un intercambio de roles, las notas del piano que ahora parecen representar a la joven entregándose en los seductores brazos de la muerte cuya voz interpreta la mezzosoprano.
- La muerte y la doncella (George Clark Stanton. Colección privada)
Finalmente, la muerte llevandose a la joven entre sus brazos camino de ese más allá de ese horizonte que separa, a la vez que une, a la vida y la muerte... ya sólo queda el piano con sus graves notas y lentas resonancias que se apagan hasta extinguirse para representar la consumación de lo inevitable.
Os dejo con la interpretacion del lied:
Veamos ahora dos lieds relacionados con esta tematica de La Muerte y La Doncella. La primera, que nos pone de manifiésto esa dimension consoladora y seductora; la segunda, que se queda en la dimension más terrorífica y ciega de la Miuerte.
I.1 NOCTURNO (D672): La muerte como manto
El lied número 3 del CD, Nachstück (Nocturno) -1825-, una obra "grande y compleja" (Graham Johnson), nos permite también contemplar, a traves de imágenes de la naturaleza, esa idea de la muerte como un manto que se extiende sobre, en este caso, un anciano que siente la muerte ya cercana. El poema es de Johann Mayrhofer (1787-1836):
Cuando sobre los montes la niebla se expande,
y la luna combate con las nubes,
el viejo toma su arpa y va
hacia el bosque, cantando dulcemente
:
' '"Noche santa,
pronto estará todo consumado.
pronto dormiré un largo sueño
que me librará de todo sufrimiento."
Los verdes árboles susurran:
"¡Dulces sueños, buen viejo";
la ondulante hierba susurra:
"Cubriremos el lugar de su descanso".
Y varios pájaros cantan amorosamente:
"¡Oh, descansa en esta verde tumba!"
El viejo escucha y calla,
la muerte se ha inclinado hacia él. [7]
Como veremos en el siguiente punto, la primera estrofa del poema es un "canto del cisne" de aquel que siente que la muerte se apodera de él. De nuevo el piano entona una marche funebre como introducción que acompaña luego la voz de la cantante con ese tono sombrío de inevitabilidad: "Pronto dormiré un largo sueño que me librará de todo sufrimiento."
La segunda estrofa nos muestra esas imágenes de la naturaleza como la sombra de la muerte cubriendo al anciano moribundo: los árboles, las oscilantes hierbas susurrando, lo pájaros silvestres... "El viejo escucha y calla. La muerte se ha inclinado hacia él." Y aquí el piano entra en sutiles modulaciones y resonancias que nos sugieren esa entrega al manto de la muerte que en un crescendo de intensidad nos sugieren que la paz ha sido alcanzada.
Acompaño este comentario de la impactante escultura de Jaume Barba y Joan Fontbernat "El beso de la muerte" (1930) que se halla en el cementerio del Poble Nou en Barcelona.
Os dejo con la interpretación del lied:
I.2. HACIA LA MUERTE (D518): Terror e injusticia.
En lo más profundo de nuestros desfallecimientos, percibimos de repente la esencia de la muerte; percepcion límite, rebelde a la expresión; desconciérto metafisico [...] Ello explica por qué, en este tema, las interjecciones de una vieja analfabeta nos iluminan más que la jerga del filosofo. (Emile Cioran) [8]
El lied número 5 del CD, An ten Tod (Hacia la muerte) se centra en el terror de la primera estrofa de La Muerte y la Doncella, en el terror que su imagen sugiere cuando con su guadaña tala una vida joven. Los versos corresponden al poeta Christian Friedrich Daniel Schubart (1739-1791):
Muerte, terror de la naturaleza,
incesantemente corre tu reloj;
la balanceante guadaña brilla,
y la hierba, y las plantas y las flores caen.
No siegues indiscriminadamente;
con estas florecillas en plena lozanía,
con esta rosa a medio abrir;
sé compasiva, querida muerte! [9]
Graham Johnson, en su comentario sobre este lied dice algo cierto:"Esta canción, pequeña y gigantesca al mismo tiempo, se canta aquí en su tono original de si mayor, una especie de tonalidad "fuera de lugar" que Schubert reserva para asuntos de gran importancia emocional." [10]Efectivamente, es el "fuera de lugar" cuando la muerte se lleva vidas incipientes, sean de la infancia, la adolescencia o la juventud, donde la muerte parecería que no tiene lugar y, sin embargo... Tanto la voz de la mezzosoprano, como el piano, nos presentan a la muerte sin consuelo ni esperanza, sino como la representacion de la aniquilacion indicriminada de la vida. El piano suena mediante la utilización de tresillos como una avalancha que avanza mientras en la voz de la cantante suena el terror y la desesperación. En este lied no hay ambiguedad, y tanto sus versos como su música nos enfrentan a la dimension abismal de la muerte como final que puede afectar al anciano y al joven, a la madre o el padre y al hijo. En ese sentido, La guadaña es uno de los grandes símbolos con los que la muerte aparece representada y que, como el segador con su movimiento de vaivén, siega indiscriminadamente toda vida.
La suplica final de la segunda estrofa parece un intento fallido de cambiar el curso de los acontecimientos de una muerte que levanta su guadaña "talando indiscriminadamente". Es interesante como en estos versos el piano suena como apoyo y empuje a la suplica con un ritmo firme y determinado, casi de marcha, pero como dice nuestro pianista: "Hay un llamamiento conciliador y puramente retórico a la "querida muerte" al final, un tono que uno podría emplear para resumir la defensa de un caso perdido," [11]
Acompaño este comentario con el cuadro "El Angel de la muerte" (1880) de Evelyn De Morgan, en la Colección De Morgan (De Morgan Foundation, Reino Unido)
Aquí teneís la interpretación del lied:
II. EL CANTO DEL CISNE (D744): ENTRE EL MIEDO, EL LAMENTO, LA NOSTALGIA Y LA ESPERANZA.
El lied número 2 del CD, Schwanengesang (El canto del cisne) -1823 -, toma una leyenda proveniente de la antigua Grecia y de Roma, aunque especialmente conocida por la versión que de ella nos dió el poeta Virgilio, según la cual antes de morir el cisne emite el más bello canto. En nachtstück (nocturno), el canto del anciano puede contemplarse desde esta perspectiva. El presente lied parte de los versos del poeta Johann Crysostomos Senn (1795-1897):
¿Cómo me lamento del presentimiento de la muerte,
de la disolución que fluye a través de los miembros?
¿Cómo canto sobre el sentimiento de la vida
que sopla, oh espíritu, redimiéndote?
El se lamentó, él cantó,
temeroso de la extinción,
feliz por la transfiguración,
hasta que murió.
¡Esto es lo que significa el canto del cisne! [12]
Nostalgia y esperanza confluyen en estos versos que Schubert musicalizó. Nostalgia por la vida que se abandona, y esperanza por aquello que aguarda tras la muerte. En la primera estrofa nos encontramos con las inquietas preguntas acerca del momento en el que llegue el encuentro con la muerte, mientras que en la segunda estrofa nos encontramos con la vivencia en el momento de ese encuentro. Veamos:
En la primera estrofa nos encontramos con dos preguntas. Dicen sus dos primeros versos:
¿Cómo me lamento del presentimiento de la muerte,
de la disolución que fluye a través de los miembros?
Pregunta que hace referencia al "lamento", y también al miedo que la muerte implica acerca de la "disolución" que no solo afecta al cuerpo, sino especialmente a la identidad. Schubert acompaña estos dos versos con unos acordes graves y densos, entrecortados que nos sugieren ese duo de miedo-lamento y que, a traves de este último, junto a la voz de la mezzosoprano, hace de unión con el otro duo lamento-nostalgia. Siguen entonces la segunda pregunta en los dos últimos versos de esa primera estrofa:
¿Cómo canto sobre el sentimiento de la vida
que sopla, oh espíritu, redimiéndote?
Se introduce aqui el elemento de la esperanza, de una nueva vida, la idea de que la muerte no es un fín sino un tránsito. Tanto la voz como la melodia parecen ahora más moduladas, como atemperando mediante la esperanza el trío miedo-lamento-nostalgia, la gravedad que acompaña los dos primeros versos se ve compansada en estos por un tono más delicado y frágil, quizá el tono de la esperanza.
Sigue entonces la segunda estrofa que podemos dividir en tres:
El se lamentó, él cantó,
temeroso de la extinción,
Observemos que en estos versos se habla en pasado, lo que significa que la muerte ya se ha hecho presente y se retoma a ese trío sombrío del miedo-lamento-nostalgia relacionado con la extinción y la disolución para, una vez más, compensarlo con la esperanza y la alegría de la transfiguración [4]:
feliz por la transfiguración,
La voz parece debatirse entre la duda del temor y la alegria de la transfiguración, mientras que la música contenida, delicada, alternando con expresivos silencios, parece certificar esta incertidumbre delante de la unica certeza que sabemos, tal y como expresa el último verso: hasta que se murió. Y así llegamos al último verso:
¡Esto es el significado del canto del cisne!
Es decir, la del alma humana reflejada en el espejo de la muerte y del más allá de la superficie de este espejo: Nostalgia, miedo, lamento, duda y esperanza de transfiguración. Graham Johnson dice acerca de este lied en relacion con la frágil salud de Schubert: "Schubert le escribió a Schober: "Dudo mucho que alguna vez vuelva a estar bien". Ya sea que Schwanengesang haya sido escrito justo antes o durante la crisis de Schubert, suena como la promesa de un pájaro herido de cantar incesantemente durante el tiempo que le quede." (la negrita es mía) [13]
Veamos ahora otros dos lied relacionados con esta temática. El primero, más centrado en la parte de la disolucion en un sentido menos temido y más deseado, un anhelo de disolucion como negacion o huida de la vida. El segundo, poniendo de relieve esa dimension de la transfiguracion por oposicion a la disolucion. En ese sentido, la transfiguracion no niega la vida sino que se ve como el paso de un plano del alma a otro plano.
II.1. DISOLUCIÓN (D807): Desaparecer en la disolución como negacion de la vida..
Auflösung (Disolucion) - 1824 - es un lied basado en el poema de Johann Mayrhofer, amigo de Schubert, poeta que se suicidó a los 49 años víctima de una depresión durante una epidemia de cólera en Viena en 1836, y representa aquel que ya cansado de la vida sólo desea desaparecer entre "cantos celestiales" y "dulces coros estéreos":
Ocúltate, sol,
porque el ardor del placer
quema mis huesos.
Callad, sonidos;
bella primavera,
márchate y déjame solo.
Más brotan desde todos los rincones
de mi alma dulces fuerzas
que me envuelven
en celestiales cantos.
Vete, mundo, y no perturbes
jamás los dulces y etéreos coros. [14]
Dice Graham Johnson de este lied, al que califica de "una gran canción, una expresión poderosa en una escala majestuosa" que "provoca más lástima que deleite porque expresa el intenso lamento interior del poeta ("Geh unter, Welt!") - vete, mundo -, un tono que Schubert probablemente había escuchado demasiadas veces de boca de su viejo amigo. Los dulces coros etéreos son las sirenas del autoengaño; la nota alta culminante es colocada por el compositor (que sabía exactamente lo que estaba haciendo) en un punto deliberadamente incómodo para el cantante, ya sin aliento por el implacable ataque de arpegios vocales y sin una pausa para respirar. El efecto parece extático sobre el papel, pero en realidad es un esfuerzo por lograr lo imposible. La desesperanza de la visión del poeta está incorporada en la música misma. Después de esto, la valiente retórica se convierte en un tono oscuro y murmullo, y luego en el estruendoso silencio infinito." [15]
Efectivamente, nos encontramos ante le muerte elegida por negación de la vida. Aqui no nos encontramos ni la nostalgia, ni el lamento, ni el miedo, tampoco la esperanza ni la alegria. Es la muerte elegida por desesperanza ante la vida, por rechazo a ella, la muerte como huida. En este sentido, hay que diferenciar disolucion de transfiguración en relacion al anterior lied. Puesto que la disolucion es voluntad de desaparicion, mientras que la transfiguracion se trata de un cambio formal o de fondo a un estado más glorioso o espiritual que no reniega de la vida.
Aquí teneís la interpretación del lied:
II.2 TRANSFIGURACIÓN (D59): La muerte como un tránsito del alma.
El hombre yace, gravemente herido, en su lecho. En su lucha contra la muerte, revive su infancia, la juventud con sus pasiones, los ideales de su vida. Finalmente, llega la muerte y, en el momento culminante, el alma se transfigura en la perfección que no pudo alcanzar en vida. (Alexander Ritter) [16]
Verklarung (Transfiguración) - 1813 - es uno de los primeros lieds compuestos por Schubert del poeta ingles Alexander Pope (1688-1744). A pesar de la juventud del compositor (tenía 16 años cuando lo compuso), está considerado un gran lied. Alfred Einstein, un gran musicólogo y crítico alemán la considera una "pieza grandiosa":
¡Espíritu vital, del cielo desprendido,
que se esfuerza en desceñirse!
Tembloroso, anhelante ante la partida, doliente,
- los dolores son la gloria del moribundo -,
¡cesa! ¡Oh, cesa el combate, Naturaleza!
Seguramente, que mi vida
hacia arriba se eleve;
deja que dulcemente se agote
¡Escucha! Los espiritus me susurran al oído:
"Alma hermana, ven al descanso"
¿Qué me absorbe con ternura?
¿Qué es esto, que mis sentidos
y mi aliento roba?
Alma mía, dime, ¿es esto la muerte?
¡El mundo desaparece! ¡Ya no existe!
¡Angelicas armonías me susurran!
- Floto en un rojo amanecer -
Toma, oh, toma tus alas.
Espíritus hermanos, ayudadme a cantar:
"¡Oh, tumba! ¿dónde está tu victoria?
¿dónde está tu aguijón , ¡oh muerte!?
En él observamos como la idea de la transfiguracion, a diferencia de la disolucion, empieza con la tensión entre el dolor de dejar la vida y el anhelo de elevarse a un estado distinto, espiritualmente más elevado. Observamos esa tensión en el piano que nos muestra la lucha entre el dolor por dejar la vida y ese anhelo de elevarse, acompañando la voz que refleja esa tensión: "¡cesa! ¡Oh, cesa el combate, Naturaleza!" para luego, tras un breve silencio, "cesado el combate" entrar en los tres úmtimos versos de la primera estrofa en una preciosa melodía tierna y delicada que denotan la esperanza de que el alma se eleve.
En la segunda estrofa, tras otros tierno inicio, se nos muestra también la agitación que transcurre entre confusion y la sorpresa del alma en ese tránsito: "¿Qué me absorbe con ternura?¿Qué es esto, que mis sentidos y mi aliento roba?" para, finalmente consumar en la tercera estrofa el pasaje que va de la confusión y sorpresa a la transfiguración en sí misma: "¡Angelicas armonías me susurran! - Floto en un rojo amanecer - Toma, oh, toma tus alas.".
Los dos versos finales de la tercera estrofa hay que entenderlos por su origen: la primera carta a los Corintions de San Pablo, 50-57, donde estas dos preguntas proclaman la victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado, ofreciendo esperanza y consuelo a los creyentes en la resurrección.
Aqui os dejo el lied.
III. COMENTARIO FINAL
Dice Vladimir Jankélévitch: "La muerte no solamente nos impide vivir, limita la vida y después un buen día la acorta, sino que al mismo tiempo comprendemos que el hombre no sería él mismo un hombre sin la muerte, que es la presencia latente de esa muerte la que hace las grandes existencias, la que les brinda su fervor, su ardor, su tono. Se puede decir entonces que lo que no muere no vive." [17] Esa es la paradoja de la muerte o, si preferimos, de la vida y la muerte. Sólo por ella, por esa dimension de límite que nos implica, por ese impacto que sobre nosotros tiene, de repente poetas y compositores crean esos versos y músicas tan bellos, vida y muerte a traves de ellos se fecundan en ese acto creativo. Es en ese sentido que junto al filósofo podemos decir: "que le que no muere no vive", y que ante ese misterio al que nos abre la muerte entramos en la paradoja del sentido, que en palabras del filósofo nos dice: “el sinsentido [de la muerte] que da un sentido [a la vida] negando ese sentido”, [18]
CONTINUARÁ CON UNA SEGUNDA PARTE.
NOTAS
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[1] Han, Byung-Chul. Las caras de la muerte. Editorial Herder, pág. 12
[3] Cardona Costa, Jaume.Sobre la idea de la resonancia poética. Blog de Arte y psicología. Pulsa aqui para entrar,
[4] Pérez Cárceles, Fernando (traductor del alemán). Los lieder de Schubert (Vol. II). Ediciones Hiperion, pág. 363
[5] Ver nota 2, Der tod und das madchen, pág. 8
[6] Ver nota 2, Der tod und das madchen, pág. 8
[7] Ver nota 4, pág. 589
[8] Cioran, Emil. Silogismos de la amargura. Ed. Tusquets, pág. 66
[9] Ver nota 4, pág. 335
[10] Ver nota, An Den Tod, pag. 15
[11] Ver nota 2, An Den Tod, pag. 15
[12] Ver nota 4, Vol. III, pág. 111
[12] Ver nota 2, Schwanengesang, pag. 10
[14] Ver nota 4, Vol. III,pág. 263
[15] Ver. nota 2, Auflösung, pág. 22
[16] Ritter, Alexander fue un compositor y violinista alemán amigo de Richard Strauss. Este se inspiro en estas paabras para componer su poema sinfónico Muerte y transfiguración.
[17] Jankélévitch, Vladimir. Pensar la muerte. Fondo Cultura Económico, pág. 14