domingo, 11 de junio de 2017

PETER KATER & RAYMOND CARLOS NAKAI: MIGRATION (PARTE II). Caminos de consciencia. Ritual y Principio de Individuación

... un rasgo importante del juego, a saber: que en él, y quizá sólo en él, el niño o el adulto están en libertad de ser creadores [...]

En el juego, y sólo en él, puede el niño o el adulto, crear y usar toda su personalidad, y el individuo descubre su persona sólo cuando se muestra creador. (Donald Winnicott) [1]

Las mitologías nos presentan juegos a los que jugar: por ejemplo, creer que estamos haciendo esto o haciendo aquello, Gracias al juego, experimentamos en última instancia, esa cosa positiva que es la experiencia del ser en el ser y de vivir significativamente [...] es decir, despertar en el individuo una sensación de agradecimiento y afirmación respetuosa ante el terrible misterio de la existencia. (Joseph Campbell) [2]

I. RITUAL, ESPACIO TRANSICIONAL Y ESPACIO DE INDIVIDUACIÓN

Trasladar estas propuestas de Winnicott y Campbell nos permite reflexionar el ritual que aquí se propone como un espacio de transición (como lo son también los sueños, la sincronicidad o la imaginación activa) donde nos podemos permitir ser creadores con nuestra propia individuación, de la misma manera que podemos ver en los estadios del ritual los objetos transicionales que nos permiten establecer esta conexión entre mundo externo y mundo interno, así como entre consciente e inconsciente, ese lugar intermedio entre el yo y el sí mismo, y entre el yo y el mundo externo. Un ritual que abordaría, tal y como Joseph Campbell también nos describió, la cuarta función de la mitología, la función psicológica. Sin embargo, no lo será como lo ha sido tradicionalmente, es decir, como una manera pedagógica de regular el acceso del niño a la madurez y luego el paso de llevar al anciano a desidentificarse o, como también podríamos llamarlo, a desapegarse, para reintegrarlo como figura de experiencia como “ancianos sabios” (los conocidos consejos o asambleas de ancianos) hasta llegar a la puerta oscura: la muerte. Ahora las circunstancias son distintas y, en nuestra cultura, los individuos tenemos que desarrollar capacidad crítica y asumir la responsabilidad de nuestra vida. Y es aquí donde ese aspecto del Principio de Individuación va más allá de la "actitud típica", enfocándonos a una individuada. Esa es su especial dimensión.

Y siguiendo con esta reflexión, podemos considerar el ritual propuesto como un espacio para la individuación cuya función es elaborar creativamente aberturas hacia espacios nuevos. El yo es lanzado más allá de sus fronteras defensivas. En este caso, se trata de un espacio cuyas fronteras no son limitativas o restrictivas, sino que se abren hacia nuevas posibilidades cuya dirección es el resultado de la profundización hacia el propio mundo interno y hacia el mundo externo.

II. PRIMER ESTADIO DEL RITUAL. LA LLAMADA.

Kater y Nakai (1992)
Siguiendo las reflexiones de Joseph Campbell alrededor del viaje del héroe, la llamada se caracteriza generalmente por el surgimiento de un hecho aparentemente accidental que, de repente, nos arroja hacia lo nuevo e insospechado. En términos psicológicos lo podemos entender como el surgimiento de aquello que nos aleja de la zona de aparente comodidad que nos ofrece nuestro yo socializado y, por ello, también neurótico. Es un llamado de nuestro sí mismo. Como ya propuse en la anterior entrada, asocié al estadio de la llamada a los tres primeros pasos del ritual de Kater & Nakai: Vagar, iniciación y honrar. En este estadio es necesario lo que yo llamo "decrecimiento personal" y que coincidiría con lo que Jung llamaba, en una terminología procedente de la alquimia, "reducción", es decir, liberarse de los apegos y ataduras que, en todo momento de nuestra vida, se constituyen como obstáculo hacia ese camino que nos dicta el sí mismo. El siguiente texto de Jung nos resume el objetivo de la llamada:

Tenemos que ser conscientes de muchas resistencias y cosas personales que suprimen nuestra actividad mental genuina o nuestros procesos psicológicos. Cada una de estas inhibiciones es una impureza, y antes de que pueda dar comienzo el proceso psicológico de transformación debemos purificar la mente [3]

Éste es el primer objeto del ritual propuesto: purificar la mente (Vagar e iniciación) de aquellas dimensiones neuróticas que impiden percibir lo sacro de nuestra vida (purificarse), sacralidad que yo la comprendo en una doble dimensión: aquella en la que nuestra vida tiene sentido si la hacemos única, si la hacemos nuestra. Y, por otro lado, aquella en la que nuestra vida tiene sentido en tanto en cuanto forma parte del misterio de la existencia (Honorar)

La música de Kater y Nakai para estos tres primeros pasos sugiere ese trabajo de desprendimiento y purificación que conlleva tomar conciencia de los obstáculos que nos impiden honrar nuestra vida, devolverle su sacralidad. A parte del piano y las flautas, la voz de Nakai y la de los otros vocalistas, la presencia del chelo y el saxo en estas piezas sugiere la delicadeza y la fragilidad, el decrecimiento necesario de la sobredimensión, del peso de la "persona" como máscara y de nuestra identificación con ella, así como también de la voluntad de escuchar al sí mismo. Al final de la entrada anterior os dejé la primera pieza, wandering (vagar), y ahora os dejo la tercera, honoring (honrar).

                                                                Honoring (Honrar)

III. SEGUNDO ESTADIO: EL IMPULSO DE CRECER Y CONOCER.

Este estadio coincidiría con el que Joseph Campbell definió como "La iniciación", y que en términos psicológicos lo podemos entender como la necesidad de individuarse y apartarse de la alienación en lo colectivo. Esto implicar "abrirse" al conocimiento y al crecer por sí mismo, pasar de la actitud aprendida a la actitud genuina, de los criterios colectivos a los propios, lo que desde el punto de vista de Kater y Nakai se corresponde con Stating intention (Declarar las intenciones). Dice Murray Stein, comentando un cuento de los Hermanos Grimm, y en relación a esta "iniciación":

La primera iniciación en la gnosis desencadenó una poderosa fase de separatio, en la que se disolvía y se dejaba atrás la identidad anterior y se abrían nuevos potenciales para la consciencia individual. El espejo quedaba despejado. [4]

Este apartamiento de lo colectivo siempre implica riesgos desde la perspectiva conservadora del "yo", puesto que supone adentrarse en lo desconocido que es el inconsciente tal y como Jung nos describía, y como vimos en la entrada anterior. El riesgo, desde la perspectiva del yo, implica la angustia de tener que, para entrar en este mundo inconsciente, ceder en la intención consciente o el control del yo del proceso. Como proponen Kater y Nakai (Surrender, entrega), esto supone una entrega, un ceder y dejarse dirigir por algo que no es el yo, y que se corresponde con algo más grande, con el sí mismo. Ese abandono es el que nos permite entrar en lo desconocido y, como proponen Kater y Nakai en "Embrancing the darkness", abrazar la oscuridad, entrar en ese mundo que Joseph Campbell nos define como "cruzar el umbral", y en el que "el héroe se mueve en un paisaje de sueño de formas curiosamente fluidas y ambiguas". [5]

Surrender (Entrega)

La música de Kater y Nakai conceden a la gravedad del chelo la entrada de Stating intention (Declarar las intenciones). El sonido de la flauta de Nakai entra luego para darle una suave, a la vez que firme determinación, que luego es acompañada con su voz. La segunda parte de la pieza está dominada por dos voces femeninas que se complementan. Su música sugiere que ese "percatarse del propio fin" es algo que no buscamos solamente, sino que también precisa el abrirse a que nos encuentre. Surrender (entrega), nos conecta a través de la voces iniciales con ese ceder del yo, la entrada en la humildad que baja la cabeza ante algo más grande. La flauta de Nakai, al que se añade luego el piano de Kater,  nos sugiere ese rompimiento del yo entendido como cesión del control y entrega a eso más grande. Finalmente, Embracing the darkness (Abrazar la oscuridad) nos sumerge en el mundo de lo desconocido, reflejando esencialmente ese paisaje de ensueño, al que Campbell nos refería, a través de la variedad de sonidos que las flautas de Nakai nos ofrecen.

III. TERCER ESTADIO: EL CONTACTO CON LO ESPIRITUAL.

En términos junguianos lo espiritual tiene mucho que ver con lo que Jung llamó "la coniunctio" (la conjunción), es decir, la unión de los contrarios, de lo consciente y lo inconsciente. Y de la misma manera que los dos primeros estadios tuvieron mucho que ver con la desidentificación de nuestra identidad anterior, fundamentalmente con el arquetipo de la persona (máscara) y con el reconocimiento de aspectos negados de nuestra personalidad, es decir, el arquetipo de la sombra, en este estadio, y siguiendo nuevamente a Murray Stein:

En este punto del viaje el héroe se ve poderosamente arrastrado hacia la fase de la coniunctio del proceso de individuación, cuyo fin es propiciar la unión de los contrarios, de lo consciente y lo inconsciente. El tema será ahora el Eros [...] comienza una fase que tiene que ver con la integración de lo consciente y lo inconsciente y con la formación de una nueva estructura de identidad [...] la "función trascendente". [6]

Estadio que coincidiría con las fases que Campbell describió como "El encuentro con la diosa", es decir la unión de los contrarios expresada como "un matrimonio místico del alma triunfante del héroe con la Reina Diosa del mundo" [7],  y la "reconciliación con el padre", que se entiende como "el abandono de ese doble monstruo generado por el individuo mismo; el dragón que se piensa como dios (superego) y el dragón que se piensa como pecado reprimido (el id reprimido). Pero esto requiere el abandono de la unión con el yo mismo". [8]

Este constituye el logro definitivo que Campbell expresa como: "... ahora se ha convertido en padre. Y ahora tiene el poder, en concesuencia, de jugar el mismo papel del iniciador, el guía, la puerta del sol, a través de la cual se puede pasar de las iluminaciones infantiles del 'bien' y del 'mal', a una experiencia majestuosa de la fuerza cósmica, purgada de la esperanza y del temor, y en paz con el entendimiento de la revelación del ser" [9]

Notemos que, en palabras de Jung, el efecto de la coniunctio junto al abandono de la unión con el yo suscitan la revelación del sí mismo y producen un doble efecto como integración interna (pertenencia a sí mismo) y como integración externa (pertenencia al mundo), donde en la medida en que se profundiza en lo particular se hace los mismo con lo universal. Es lo que Kater y Nakai sugieren con su pieza Transformation, a la que subtitulan "Subir por la espiral mística hacia una visión de unidad". 

Transformation

La música de Kater y Nakai nos sugiere, empezando por Lighting the flame (encender la llama) la transición que va del miedo a lo desconocido a su comprensión. Por eso si bien la pieza empieza con los sonidos de la flauta de Nakai que interpretaba en "Embracing tha darkness", lo primero que oímos es el sonido vibrante de un cuenco tibetano como símbolo de ese "encender la llama" que se corresponde con la conocida frase de Jung: "Uno no se ilumina imaginándose figuras de luz, sino tornando la oscuridad consciente". Ese encender la luz es iluminar esa oscuridad. Esa iluminación de lo oscuro se manifiesta en la superposición de la flauta de Nakai proveniente de lo desconocido, de la oscuridad, con el piano de Kater surgiendo de ese proceso de iluminación proveniente de "encender la llama". Finalmente, flauta y piano se unen en la melodía como imagen de la luz iluminando la oscuridad. Le sigue "Transformation", cuya música nos sugiere esa espiral que nuestros músicos nos describen en el subtitulo del tema. El piano manifiesta esa espiral mística a la que se refieren, mientras que en la flauta de Nakai percibimos el ser ascendiendo por ella. El violín apoya esa sensación de ascensión en que lo particular (la flauta) se une a lo universal (el piano). La segunda parte de esta pieza, que incluye el canto de las vocalistas, nos transmite la sensación de unidad implícita en este proceso: la pertenencia a sí mismo y la pertenencia al mundo. La última pieza "Quietude" (quietud) - una de mis favoritas - transcurre sobre un fondo de música proveniente de un sintetizador sobre el cual transcurren discreta las notas del piano. Todo en esa pieza nos sugiere la importancia de mantenerse callado y estar a la escucha. Aprender a dejar que la búsqueda se torne en un dejar llegar. Que la ansiedad por encontrar se torne en la calma de ser encontrado. Es una pieza que representa, para mí, ese abandono de la unión del yo mismo.


Quietude

IV. CUARTO ESTADIO: RETORNO E INTEGRACIÓN A LA VIDA.

Una vez pasados los tres estadios anteriores llegamos al retorno a la vida. El proceso de individuación tiene su repercusión en nosotros mismos a la vez que, como ya hemos dicho, nos relaciona también con el mundo externo de una manera distinta. El compromiso con nuestra propia vida nos compromete también con nuestro entorno y con la vida en general. Dice Murray Stein:

El proceso de la individuación [...] no es sólo para el individuo, sino para toda la comunidad y, de hecho, para el mundo entero. Así pues, este conjunto de referencias fusiona la dimensión intrapsíquica profunda y la dimensión espiritual de la individuación, con lo interpersonal y lo político. [10]

Los últimos tres pasos descritos por Kater y Nakai ponen énfasis en este aspecto de servicio del proceso que se proyecta sobre el mundo, poniéndo énfasis en la empatía y en la relación responsable, el enseñar siendo y en la trascendencia de la ilusión de separación. Becoming Human (Humanizarse) es una pieza corta de unos dos minutos que pone énfasis en la empatía. Al sonido de la flauta de Nakai se une la voz de una vocalista femenina dando lugar a la resonancia que caracteriza a la empatía, la aparición fugaz de dos notas de piano parecen dar entrada a la siguiente pieza. Walking the path (Recorrer la senda), nos pone en la esencia del enseñar que es "enseñar siendo". Esta pieza pone de relieve la transparencia y la ligereza propia del ser. Su melodía me pone en relación con la carta número 21 del Tarot: El mundo. Hay algo en ella de ese vivir danzando, donde lo dionisíaco y lo apolíneo se encuentran en equilibrio dinámico, donde la boda mística se da en su figura andrógina como figura de integración,  y que, finalmente, me recuerda una vez más las palabras de Ursula K. Leguin puestas en boca de Ged el Mago (Un mago de Terramar) cuando dice "a medida que un hombre adquiere más poder y sabiduría, se le estrecha el camino, hasta que al fin no elige, y hace pura y simplemente lo que tiene que hacer". Service (Servicio) es una melodia donde las voces de los vocalistas son el único "instrumento". El proceso de individuación es un proceso al que tendemos pero que no alcanzamos. Es una tendencia hacia el sí mismo, y éste es, a su vez y como arquetipo, un inalcanzable. Sin embargo, habernos dejado guiar por él en nuestro camino por la vida, es una satisfacción, un contento que nos permite llegar con la sensación de que hemos llegado a pertenecer a nosotros mismo, de la misma manera que nos ha hecho partícipes del mundo en el sentido de pertenencia. Y, siguiendo este camino, me gustaría acabar esta reflexión con una cita de Joseph Campbell:

La verdad última, el misterio último de la vida y del ser, es absolutamente trascendente. Uno no puede definir lo absoluto, tampoco imaginarlo y menos todavía nombrarlo. Pero ese ser absoluto y ese misterio absoluto es también nuestra propia realidad interior: uno es eso. Lo absoluto es trascendente y, al mismo tiempo, inmanente; es decir, se encuentra más allá del universo sensorial y dentro de todas y cada una de las partículas de este universo. Y todo lo que puede decirse sobre ello es... nada. Los símbolos, los ritos, los rituales y las acciones se mueven en el mundo de la experiencia humana, pero apuntan más allá de sí mismos, hacia ese fuerza trascendente e inmanente; los ritos y los símbolos conducen a la realización de la propia identidad, que es absoluta. Nuestra esencia consiste en la identidad con lo trascendente. [11]

Service 
______________________
[1] Winnicott, Donald. Realidad y juego. Gedisa Editorial, págs. 79 y 80
[2] Campbell, Joseph. En busca de la felicidad. Mitología y transformación personal. Kairós, pág. 45
[3] Jung, C. G. La psicología del yoga kundalini.
[4] Stein, Murray. El Principio de Individuación. Hacia el desarrollo de la conciencia humana. Ed. Luciérnaga, pág. 77
[5] Campbell, Joseph. El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. FCE, pág. 54
[6] Ver nota 4, pág. 77
[7] Ver nota 5, pág. 104
[8] Ver nota 5, pág. 112
[9] Ver nota 5, pág. 122
[10] Ver nota 4, pág. 82
[11] Ver nota 2, pág. 126